
En las clasificaciones internacionales de trastornos, tanto el autismo como el síndrome de Asperger se incluyen dentro de una categoría denominada "trastornos generalizados del desarrollo" o TGD. Esta categoría se utilizó por primera vez en los años 80 para describir un conjunto de alteraciones del desarrollo con las siguientes características comunes:
* Déficits en múltiples áreas de desarrollo y funcionamiento (social, lingüístico, cognitivo, psicomotor, etcétera).
* Dificultad en la interacción social y la actividad imaginativa.
* Problemas en la comunicación verbal y no verbal.
* Número limitado de actividades e intereses, que tienden a ser repetitivos.
Tanto en el DSM-IV como en la CIE-10 (que son las dos clasificaciones de trastornos más importantes a nivel internacional, como vimos en el Tema 3) se distinguen los siguientes trastornos dentro de los TGD:
* Síndrome autista.
* Síndrome de Rett.
* Trastorno desintegrativo de la infancia.
* Síndrome de Asperger.
* Trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
De ellos, el autismo y el síndrome de Asperger son los más relevantes por su mayor frecuencia y por haber recibido mayor atención por parte de la comunidad científica, por lo que serán los que se examinen en mayor detalle en este tema. Tal y como ocurría con el TEL, a la hora de definir el síndrome autista y el síndrome de Asperger nos encontramos con el problema de que, en la actualidad, no hay ninguna base biológica o fisiológica clara que explique los déficits presentes. Y de nuevo, la definición se basa en la adopción de criterios internacionales, lo que lógicamente abre la puerta a la polémica, las opiniones divergentes, etcétera.
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